"Nunca he creído en la navidad, ni
en Papá Noel, ni en los regalos, ni me gustaban los adornos. Solo me gustaba
esa época, porque había vacaciones y podía ir a patinar sobre hielo. Hoy tengo
35 años y aun no se si aquella noche fue real o fue solo un sueño.
Aquella navidad fue especial desde el principio. Mis notas
estupendas, hicimos una bonita fiesta de fin de curso y vinieron toda mi
familia de Madrid y de Barcelona. Celebramos la Nochebuena en casa de mis
abuelos todos reunidos. Mi hermana siempre le pedía algún regalo Papá Noel y yo
le pedí lo más deseado un perrito, aunque ya sabía que era imposible. Después
de la cena nos fuimos a casa y me acosté con un buen presentimiento. Serian las
…….5 de la mañana cuando tuve ganas de ir al baño. Cuando me cruce en el pasillo con un hombre vestido de
rojo y muy gordo. Al principio me asuste, pero pronto le reconocí.
Su voz era muy dulce y me invitó a dar un paseo en su trineo,
viajamos por encima de todas las casas
de mis amigos. Vi a Alba dormida, me metí en el sueño de Nerea donde había un
sinsajo. En el de Daniel que estaba soñando con ser un explorador famoso y en
el de mi hermana que había unicornios rosas.
Aquel viejo se despidió de mi dándome un pequeño cascabel, y
de repente aparecí en mi cama sin recordar apenas nada, volví a dormirme y al
despertar un cachorro me esperaba en el salón, el mismo perro que años después
me salvó la vida en un accidente de coche .
ESTA NAVIDAD NUNCA LA OLVIDARÉ"
Belén Barranco
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