Esta vez, para impulsar nuestra creatividad literaria, hemos partido de un objeto de nuestro recuerdo muy, pero que muy especial, y a partir de él escribir y fluir...
La sesión ha resultado muy emotiva, con alguna que otra lagrimilla incluso. El resultado y nuestras producciones, han sido increibles. ¡Escribir cuando algo nos emociona, es más fácil!
El relato escogido esta semana ha sido el de Mario:
Mi querido peluche de Winnie de Pooh, este peluche desde mi infancia ha sido mi preferido. Era siempre mi compañero y venia conmigo a todos lados. Winnie venia conmigo de vacaciones, a comprar, a jugar y siempre me lucia esa sonrisa en su rostro que a mi me volvía loco. Además de realizar todas las actividades conmigo, yo no podía pasar ni una sola noche sin el. Yo no se como era posible pero mi querido peluche tenia siempre un olor que me encantaba, yo no se como sabia debido a que lo quería tanto que era incapaz de hacerle daño, su tacto era un pelo muy muy suave que me dejaba muy relajado, tenia un sonido un tanto extraño y parecía como si chocaran cientos de bolas dentro de el y como olvidar su forma, era un peluche pequeño y rechonchete, con extremidades cortas, 2 ojitos muy pequeños y una sonrisa de oreja a oreja. Pero sobre todo lo que mas me gustaba de este peluche era su piernecita izquierda la cual no paraba de acariciar y acariciar, tanto la acaricie que la deje sin bolas dentro de ella.
Mi querido peluche de Winnie de Pooh, este peluche desde mi infancia ha sido mi preferido. Era siempre mi compañero y venia conmigo a todos lados. Winnie venia conmigo de vacaciones, a comprar, a jugar y siempre me lucia esa sonrisa en su rostro que a mi me volvía loco. Además de realizar todas las actividades conmigo, yo no podía pasar ni una sola noche sin el. Yo no se como era posible pero mi querido peluche tenia siempre un olor que me encantaba, yo no se como sabia debido a que lo quería tanto que era incapaz de hacerle daño, su tacto era un pelo muy muy suave que me dejaba muy relajado, tenia un sonido un tanto extraño y parecía como si chocaran cientos de bolas dentro de el y como olvidar su forma, era un peluche pequeño y rechonchete, con extremidades cortas, 2 ojitos muy pequeños y una sonrisa de oreja a oreja. Pero sobre todo lo que mas me gustaba de este peluche era su piernecita izquierda la cual no paraba de acariciar y acariciar, tanto la acaricie que la deje sin bolas dentro de ella.
Este
objeto tan preciado para mi llego la primera vez a mi un día de invierno que yo
estaba durmiendo muy calentito en el brasero, cuando alguien llamo a la puerta.
Yo de muy mal gusto me desperté y vi que
había tocado mi tío Miguel y que en sus manos llevaba un regalo que en
principio era para mi hermana, al ver que era el personaje de mi juego favorito
para ordenador se lo arrebate a mi hermana y desde aquel entonces nunca me he
separado de el. Esta es la historia del mejor peluche del mundo.
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